Una sirena de bomberos que suena a lo lejos acercándose,
un camión rojo que se planta de pronto en medio del patio,
son más que suficientes para convertir un viernes rutinario
en el día más especial del año.
Eso parecía al menos cuando los padres y las madres llegaron a recoger a los más pequeños. Todos hablaban a la vez y contaban cómo un bombero entró por la ventana del segundo piso, cómo la escalera llegaba casi hasta el cielo, cómo era de grande el camión y cómo bajaron a la profesora de música en una cesta.
En el aula de 5 años las previsiones de futuro cambiaron radicalmente: el 90 % de los niños iban a ser bomberos. Realmente se pone difícil la oposición al cuerpo de bomberos del año 2028.
Incluso Raquel esperaba nerviosa, atrapada en su ventana, y a pesar de saber que estábamos haciendo un simulacro, el tiempo se hacía eterno para ella.Ya más relajada, después del rescate, declaró a los asistentes su admiración por el cuerpo de bomberos y decía orgullosa "He tenido tres para mi sola"
El simulacro de evacuación ha resultado muy interesante.
Los alumnos y el profesorado hemos evacuado el edificio en 2 minutos y 5 segundos. (Salvo la pobre Raquel, atrapada por "el fuego.")
Se salió como estaba previsto y recomendado y no se cometieron errores de importancia. Podemos mejorar el tiempo, pero no mucho más, teniendo en cuenta que hay una sola salida en el edificio principal.

Los bomberos acudieron en 7 minutos y 3 segundos desde el toque de emergencia y según declaraciones del jefe del cuerpo tienen margen para la mejora.
Para los bomberos también resultó interesante: revisaron las bocas de agua, tomaron conciencia de las puertas, de la colocación de extintores, de la ubicación de las calderas, etc.
Y sobre todo descubrimos que se necesita más espacio libre de aparcamientos en la puerta de carruajes si no queremos quedar atrapados con un camión en el patio.
Aunque a los niños no les hubiera importado que esos camiones rojos, tan llamativos, se hubieran quedado dentro.